Por: Elsa Tadea Morales Lozada*

 

La identidad es un proceso que se encuentra en constante transformación, tiene sub-identidades que dependen de los diferentes contextos en que el maestro se desenvuelve y contribuye a la percepción de autoeficacia, motivación, compromiso, satisfacción personal y laboral.

 

 

Al realizar una investigación a un grupo de docentes, la mayoría de ellas asume que las características de un docente que contribuyen a la construcción de la identidad, no son genéricas.

 

Existen diversas influencias que tiene la identidad docente en la práctica educativa, según la experiencia docente y la investigación teórica realizada se proyectan a partir de:

 

-Tener una matrícula estable en las aulas.

-El nivel de desempeño de los alumnos.

-Sana convivencia entre los diferentes actores educativos.

-Compromiso y disposición para enfrentar los retos en mejora de la educación.

-Las expectativas que tienen los padres de familia sobre el trabajo realizado.

-Las actividades de impacto hacia la comunidad.

-La toma de decisiones.

-La capacidad que se tiene para superar los retos educativos que se presenten.

-Los logros y áreas de oportunidad.

-El trabajo colaborativo con los compañeros.

-Las interacciones con los demás.

-La satisfacción personal y con los padres de familia.

 

La práctica educativa para Antoni Zabala (1995) son las acciones que se realizan en la profesión con una intención determinada, para ello es necesario tener conocimiento y experiencia. El conocimiento de las variables que intervienen y la experiencia para dominarlas. La práctica educativa dependerá de la mirada pedagógica de enseñanza y aprendizaje que se tenga o el paradigma de la educación en que se esté situado. Exige situarse en un modelo en el que el aula se configura como un microsistema definido por los espacios, la organización social, las relaciones interactivas, la forma de distribuir el tiempo, el uso de los recursos didácticos, en donde los procesos educativos se explican como elementos estrechamente integrados en dicho sistema. Tiene un antes y un después que conforman toda práctica educativa. La planificación y la evaluación de los procesos educativos son fundamentales en la práctica ya que lo que sucede en las aulas, no se puede entender sin un análisis que contemple las intenciones, las previsiones, las expectativas y la valoración de los resultados. Llegando así a la reflexión y transformación de la práctica.

 

De acuerdo por lo establecido por Zabala la práctica educativa envuelve el trabajo realizado en el aula y todo lo relacionado con los procesos educativos para la gestión del conocimiento en los niños, por lo que estas acciones se ven influenciadas directamente por los aspectos que conforman a la identidad y por las características del docente. Llegando así a la comprobación de la hipótesis de la investigación:

“Al conocer las características y elementos que conforman la identidad docente se puede identificar cual es la influencia que tiene en la práctica educativa”. (Zabala, 1995)

Porque la identidad docente y la práctica educativa comparten características que permiten desempeñar la profesión docente, ya que la práctica educativa dependerá de la construcción personal que se tenga de la Identidad.

 

En un primer momento la profesión docente era vista como un oficio, por lo que no era necesario que los maestros tuvieran habilidades o conocimientos necesarios, bastaba con la votación o el deseo de enseñar. Con el paso del tiempo y como resultado de las diferentes reformas educativas se profesionalizó la labor docente, llegando a tener el grado de licenciatura, lo que implica contar con un perfil de ingreso para la formación inicial y uno de egreso, los cuales demandan desarrollar competencias y conocimientos específicos necesarios para la práctica educativa.

 

 

Entonces, se puede decir que la identidad es un proceso personal que nace desde la infancia ya que es la etapa en donde se desarrollan las características de la personalidad, los valores y principios que regirán las acciones cotidianas y la toma de decisiones. Ésta se retroalimentará con las experiencias vividas, y en el caso de la identidad docente se integrará la formación inicial que se tenga en las escuelas formadoras de maestros, en donde se consolidarán los conocimientos y competencias necesarias para ejercer la profesión, así como la formación continua. La identidad docente es un proceso inacabable debido a que de manera constante se encuentra en movimiento, ya que la se reestructura el pensamiento, se modifican ideales y se asimilan nuevos saberes que dan respuesta a las necesidades sociales y al tiempo histórico en que el docente se encuentre.

 

La identidad docente se verá influenciada por factores contextuales y culturales, debido a que existen cambios en la política educativa, con las transformaciones y reformas a la educación surgen nuevos planes y programas de estudio que el docente deberá aplicar, por lo que será necesario modificar y reestructurar rasgos de su identidad profesional. Es importante mencionar que la identidad docente no se cambia radicalmente porque es un proceso gradual y complejo, solo es modificada o adaptada a las condiciones actuales.  Lo mencionado hace referencia a los retos que el docente deberá enfrentar al ejercer su profesión, porque en ocasiones las políticas que se establecen son ajenas a la realidad que enfrenta la escuela, por lo que el docente deberá tomar decisiones acertadas para encontrar un equilibrio entre las demandas del currículo, sociales y los principios de su identidad.

 

Es necesario que para lograr un cambio en la educación se cuenten políticas que impulsen el desarrollo profesional de los docentes de manera sistemática y contextualizada, y de esta manera transformar la práctica educativa, en beneficio del logro de aprendizajes en los estudiantes.

 

La identidad profesional se relaciona directamente con la práctica educativa, porque es la que rige las acciones que se realizan cotidianamente, la toma de decisiones ante retos o problemas y la forma de intervenir de los maestros. Retomando la definición de lo que es la práctica educativa de Antoni Zabala (1995) son todas acciones que realiza el docente en beneficio del aprendizaje de sus alumnos. Por lo que la identidad de un docente está presente en tomo momento, convirtiéndose en un elemento fundamental para la profesión docente.

 

Las características de la identidad Docente según los autores revisados son diferentes entre sí, pero comparten algo en común que es contar con los elementos y conocimientos suficientes para desempeñar la profesión llegando a la mejora de la práctica educativa. Por lo que de manera personal se considera que un docente debe de contar o desarrollar las siguientes características que contribuyen a la construcción de su identidad y a tener un mejor desempeño en la práctica educativa:

 

-Atender las necesidades de los niños y los planes y programas de estudio, dando prioridad al logro de aprendizajes en los niños.

-Usar la teoría y reflexionar sobre ella.

-Conocer los procesos de aprendizaje de los niños para respetar sus estilos y ritmos.

-Adaptarse a los cambios del contexto.

-Estar en continuo aprendizaje.

-Poseer estrategias didácticas que vayan desde lo individual hasta el trabajo en colaborativo.

-Mantener el compromiso y la responsabilidad con la profesión.

-Hacer uso de la reflexión de la práctica para transformar la enseñanza.

-Mantener el interés por el aprendizaje de todos los estudiantes.

-Establecer diálogos e intercambios para mejorar la intervención docente.

-Propiciar ambientes inclusivos en donde todos tengan las mismas oportunidades para aprender.

-Hacer uso de la evaluación formativa.

-Propiciar un clima basado en el respeto, la empatía y la solidaridad.

 

 

La reflexión de la práctica educativa es la oportunidad que se tiene para transformarla y mejorarla, para ello es necesario determinar las acciones cíclicas a realizar, como línea a seguir sustentándolas con lo establecido por un autor. En la práctica educativa existe un antes, un durante y un después, donde el docente organiza las acciones a realizar. Es un proceso que implica acciones cognitivas complejas, para lograr una práctica reflexiva. Además de tener una base mínima de competencias profesionales (Perrenoud, 2004) que consiste en contar con la capacidad para que el docente organice y analice las situaciones de aprendizaje, gestione la progresión de los mismos, promueva la evaluación, involucre a sus alumnos en su aprendizaje, promueva el trabajo en equipo, participe en la gestión de la escuela, informe e involucre en el trabajo a los padres de familia, utilice nuevas tecnologías, afronte los deberes y dilemas de la profesión y gestione la propia formación continua. Esta última competencia se relaciona directamente con una práctica reflexiva, ya que pretende el análisis de las acciones dentro del aula con una mirada crítica y de mejora, para llegar a una profesionalización.

 

Con lo mencionado se espera que el docente reestructure la identidad que ha desarrollado, para tener una transformación en mejora de los resultados educativos, es importante enfatizar que dichas características no son un modelo establecido porque la identidad es personal, sin embargo, abona a su desarrollo. Dependerá del estilo de cada docente la forma en que se retomen o desarrollen, complementando los rasgos que ya se poseen.

 

Referencias

Mercado, E. (2007). Ser maestro. Prácticas, proceso y rituales en la escuela normal. México : Plaza Valdés .

Marcelo, C. (2009). Desarrollo Profesional Docente. ¿Cómo se aprende a enseñar? Madrid: Nárcea.

Zabala, A. (1995). La práctica educativa. Cómo enseñar. Barcelona: Graó.

 

*Licenciada en Educación Preescolar, egresada de la Escuela Normal de Tecámac, Estado de México.

.

.

.

Comentarios

comments