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La Educación a Distancia en la NEM: la conversación para la que no estábamos preparados.



Publicado por: Carlos A. Reyes en

abril 24, 2020 1848 Visitas



Por. Carlos A. Reyes.

 

«La distancia que la Escuela y la sociedad pedagogizada pretenden reducir es aquella de la que viven  y la que, por tanto, no cesan de reproducir. Quien coloca la igualdad como el fin a conseguir a partir de una situación desigualitaria la coloca de hecho en el infinito. La igualdad nunca viene después, como un resultado a alcanzar. Ella debe estar siempre delante. La misma desigualdad social la supone: el que obedece una orden debe ya, en primer lugar, comprender la orden dada y, en segundo lugar, comprender que debe obedecerla. Debe ser el igual de su maestro para someterse a él. No hay ignorante que no sepa una multitud de cosas y es sobre ese saber, sobre esa capacidad en acto, sobre el que toda enseñanza debe fundarse, instruir puede entonces significar dos cosas exactamente opuestas: confirmar una incapacidad en el acto mismo que pretende reducirla o, a la inversa, forzar una capacidad, que se ignora o se niega, a reconocerse y a desarrollar todas la consecuencias de este reconocimiento».

Jacques Rancière, 1987

El Maestro Ignorante.

 

No hay nada más incómodo que la comodidad | Porque la vida no ...

 

“…no tengo internet en casa, pero si tengo las ganas de aprender”. ¿Cómo poder compartir un objetivo, cuando la espacialidad y temporalidad en que cada contexto acontece, está determinado por una multiplicidad de elementos configurativos de distintas realidades? El pasado lunes 20 de abril del presente, el escenario escolar mexicano retorno a las aulas, aulas usurpadas por el hogar, por profesores de enseñanza de vida como los padres de familia y por estudiantes diferenciados por el estatus social que su familia representa. La educación en su sentido escolar, volcó al sentido del hogar; la casa se miró como «esa» primera escuela -y no metafóricamente hablando-, una escuela carente de pedagogía, pero muy seguramente nutrida de moral. Sin embargo, el compromiso de uno de los dos sujetos más importantes de todo sistema educativo, el profesor, se vio en la disputa de su rol en el complejizado y siempre controversial en el escenario educativo, donde el padre de familia  se convirtió en su aliado y la “tecnologización” en su acompañamiento pedagógico.

 

Ante tal panorama, los cuestionamientos en torno a la “estrategia educativa” para dar continuidad al trayecto de un ciclo escolar, expuesto como incógnita ante el caótico ambiente sanitario global, retornaron evidenciar un fenómeno latente de la cotidianeidad educativa mexicana, que se sabe que existe, pero se le es indiferente: la desigualdad educativa. De esta manera, la estrategia por culminar un ciclo escolar que parece no tener rumbo ni dirección a donde llegar, se ve truncado por la comparación y diferenciación existentes en cada hogar, en cada familia, por cada padre de familia y por cada hijo-estudiante. Lo anterior refleja que, si en materia de política educativa hay y existen vacíos -de manera específica-, en la política social lo es más aún, dado el acontecer de segregación social, donde la educación a distancia ha sido tan distante que ha quedado lejos de ser educación. Por ello, ¿qué supondría que la «estrategia educativa» de la NEM diese resultado de continuar el ciclo escolar, de culminar? Y, sobre todo, de ser un hecho de significación para los educandos, cuando el aula no es aula, cuando el profesor no es profesor, cuando el estudiante no es estudiante, cuando la comunidad escolar, no hay y no existe y cuando la idea educativa presenta vacío de pedagogía, de didáctica, de sentido. Tal vez es problema no sea la carencia de tales o cuales caracteres, sino que hemos sido rebasados por un futuro llamado «hoy» y, que evidencia el nulo desarrollo de nuestro trascender educativo, donde para alinear nuestro sistema educativo mexicano en el plano de la educación a distancia, habría que primero resolver la inequidad social.

 

La NEM, en términos de educación a distancia ha quedado muy limitada, gran parte de ello, por los sujetos, procesos y contenidos que se desarrollan, pues, no se trata de adoptar y adaptar la escuela tradicional a mecanismos virtuales, tampoco, de pensar la educación a distancia en un marco de lógica como la educación presencial, no, sino es dotar a toda una comunidad con competencias propias del campo. En este sentido, el cumplimiento de una sistemática agenda de objetivos escolares, de un atestado desarrollo de tareas, donde el cumplimiento a distancia sea nuestro pase de lista, sea razón de estar siendo y existiendo como profesor o estudiante, no es llevar la educación a distancia, sino distanciar la educación con servicio a domicilio. Por otra parte, regresar a las aulas cotidianas, será para regresar de una forma diferente, de modo que estar distanciados de lo comúnmente habitual, sea la mejor forma de aprender, que la educación es una idea de cambio y, en ese entendimiento, quienes formamos parte de ella, no podemos ser los mismos; por ende, nuestro discurso y acción tampoco. Por lo que estamos ante la emergencia de la (re)invención, la (re)invención de lo educativo desde el sentido escolar; sólo así podríamos estar abordando una nueva idea de la educación, una idea de la educación a distancia en la NEM.

 

 

En términos generales, se tendría que estar pensando en la no adopción y adaptación de mecanismos singulares y que pertenecen a la escuela tradicional, sino pensar en el giro que permita conceptualizar una nueva cara de la escuela, una escuela que sistematice la necesidad, la urgencia y la particularidad actual definida por la realidad. Aunque para ello, es necesario el rompimiento de esquemas políticos, de paradigmas pedagógicos y de costumbres escolares. Gran parte de posibilitar este cambio, derivará de la prospectiva que la política educativa tenga a bien articular, considerando, las condiciones sociales que define el entorno de nuestra sociedad. No se niega el desarrollo de una «nueva y ya no tan nueva forma de enseñanza, de aprendizaje, de interlocución pedagógica», sino más bien, los mecanismos de este nuevo carácter educativo frente a la precarización que trata de ser resuelta por la NEM. Pero, la estructuración y organización de este nuevo carácter educativo, no es un paso de simplicidad, sino de inteligencia, y es necesario ahondar en una cultura formativa para el devenir de los sujetos, de los procesos y contenidos que en dicha idea se adviertan, pues ante nuevos estudiantes, nuevos profesores y ante nuevos profesores, nueva escuela. Sin embargo, habría que pensar en la idea de «educación a la sana distancia» que la NEM está desarrollando, con el objetivo de preguntarse: ¿qué escuela, para qué educación? Y, ¿qué educación, para qué sociedad? …está imaginando el Estado Mexicano.

 

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