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La evaluación estandarizada, medir no es mejorar



Publicado por: Jesus Andriano en

noviembre 22, 2017 1673 Visitas



En las tres últimas décadas la evaluación estandarizada se instauró como la herramienta idónea para la medición de los procesos educativos; no obstante, la inestabilidad de la aventura se ha transformado en un posicionamiento modernista bajo el riesgo validar la factibilidad de los modelos educativos vigentes; es decir, el proceso de medición se ha convertido en un aliado de los objetivos de una política internacional implementada por el estado y reconocida a partir de sistema de medición a gran escala.

 

Dar sentido a la medición como eje rector de la educación en la política actual conlleva a visualizar que la intención de la evaluación no se encuentra diseñada a partir de las características y necesidades del contexto; las evaluaciones estandarizadas son una estrategia emergente para la política pública, cuya intención es evidenciar mediante diferentes porcentajes, el nivel de aprobación o reprobación de quienes son evaluados, y no propiamente las condiciones con que opera un sistema educativo.

 

Pruebas estandarizadas

 

Si bien, las evaluaciones estandarizadas no son determinantes, suelen ser pertinentes para establecer un diagnóstico, y diseñar estrategias que ayuden a resarcir el problema educativo. De acuerdo con los resultados en las últimas evaluaciones de PISA, se informa que el desempeño los alumnos en ciencias, lectura y matemáticas en México, está por debajo del promedio OCDE, y solo menos del 1% de los estudiantes logran alcanzar niveles de competencia de excelencia. Queda claro que el problema de la educación no se resuelve evaluando; si los puntajes que obtiene una escuela en las pruebas estandarizadas son satisfactorios, entonces la sociedad considera que los profesores son eficaces; si los puntajes son bajos, el nivel de interpretación de la sociedad sobre la escuela se cuestiona, se señala o simplemente se minimiza el trabajo del colectivo docente. Sin embargo la eficiencia y eficacia como ejes de un proceso de calidad van más allá de la causa y el efecto que genera un proceso de evaluación; por lo tanto, cual es el sentido que tiene el desarrollo de un proceso evaluativo estandarizado, sino se tienen las condiciones mínimas para el funcionamiento de un sistema educativo, de acuerdo a los datos de PISA en el 2015, México invirtió (USD 27 848) en educar a cada estudiante entre las edades de 6 a15 años. Este nivel de gasto es 31% del promedio de la OCDE, mientras que el PIB per cápita de México (USD 17 315) es 44% del promedio de la OCDE.

 

Evalaucion estandarizada 1

 

Conviene subrayar que la evaluación, debe constituirse como un aspecto articulado de acciones, dando pauta a la diversidad y características del contexto y a la dinámica de una política educativa congruente al desarrollo social y cultural; en este sentido, asumimos que mejorar no es medir, medir es una condición de la evaluación, para mejorar no propiamente necesitamos evaluar. El propósito de la educación no puede ser valorado por un resultado cuantitativo, la evaluación tiene una finalidad, la educación tiene un sentido, educar no es medir, y medir solo es el indicador de ciertas acciones que no son propias de la educación.

 

Publicado en http://www.jesusandriano.com/

 

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