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Aprender del plan 2011, para el nuevo modelo educativo.



Publicado por: Jesus Andriano en

marzo 29, 2017 1668 Visitas



Al inicio de la presente administración, el gobierno federal planteó averiguar sobre la labor de los docentes, consideró como una prioridad de la política educativa dar solución a los problemas estructurales reflejados históricamente; para lo cual proyectó la estrategia prometedora; regular la contratación de los docentes al Sistema Educativo Nacional, con la promulgación de la Ley de Servicio Profesional Docente, y de paso validar socialmente la idea de que la mayor parte de la problemática educativa se encontraba en el ejercicio de la docencia.

 

Con el paso del tiempo los resultados de las evaluaciones, evidenciaron que las acciones encaminadas para el cumplimiento del objetivo, no habían sido las más adecuadas; someter a los docentes a una evaluación desvinculada de la realidad propició cuestionar, e incluso invalidar la historia de una práctica docente, mediada por la formación y capacitación del mismo Estado —Escuelas Normales, Centros de maestros, cursos de carrera magisterial, Talleres Generales de Actualización (TGA),  y ahora el Consejos Técnico Escolar (CTE), etc.— y como consecuencia no solo generó un malestar generalizado en el gremio docente, sino una serie de cuestionamientos sobre la intencionalidad de una reforma educativa.

CTE fase intensiva 2016 2017

 

Evaluar a los docentes, sin realizar un balance sobre la aplicación, propósitos y alcances del plan de estudios vigente, implica no reconocer el trabajo de una reforma establecida con el acuerdo nacional para la modernización de la educación, cuyo referente manifiesta un compromiso social por la calidad de la educación, y proyecta como propuesta “renovar a la escuela pública y su papel dentro del sistema educativo nacional durante las próximas dos décadas, pero también significa recuperar la centralidad de dicho sistema en el desarrollo económico y social durante la primera mitad del siglo XXI”

 

En este sentido, sí se respetara la temporalidad de la propuesta del plan 2011, permitiría conocer en el 2030 el impacto y resultado en la conformación de una sociedad; pero ante la necesidad por adelantarnos al futuro, y alcanzar los objetivos de un mundo global, se desea implantar una reforma educativa, doce años antes de lo previsto, minimizando no solo el desarrollo de la actual, sino invalidando y anunciando aspectos pedagógicos y didácticos aplicados en la escuela desde diferentes contextos y realidades, como el aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir en sociedad, aprender a vivir, aprender a aprender para reflexionar.

 

Aprender-a-aprender

 

Con la puesta en marcha en el ciclo 2018-2019, el nuevo modelo educativo, aspira modificar las prácticas pedagógicas actuales y con ello, el aprendizaje en los niños; por lo tanto en lo que resta del presente ciclo y el próximo año, se intenta diseñar nuevos programas de estudio, editar libros de texto y  capacitar a más de un millón de docentes en tres diferentes niveles educativos; una tarea compleja ante la realidad del sistema educativo, pero soñadora, como acto mágico en cuento clásico de hadas, de la noche a la mañana, la figura docente se deforma y se transforma a partir del nuevo modelo convirtiéndose en la luz que forma al nuevo ciudadano, de acuerdo a los estándares siglo XXI; la estrategia no parece nada afable, solo hay que recordar que en reformas educativas anteriores la estrategia fue progresiva y ambiciosa, ahora se vislumbra intensiva e inconclusa.

 

Tal parece que cada pronunciamiento que se formaliza en relación a la reforma y ahora modelo educativo, permite encontrar mayores cuestionamientos sobre su pertinencia. Para lograr una transformación en el sistema educativo, es inevitable realizar un balance sobre los alcances del modelo actual y para eso es necesario educar a toda una generación que curse de preescolar a secundaria, aspecto que hasta el momento con la reforma educativa ha sido coartado y a partir de ello identificar las condiciones que ratifiquen la innovación de las relaciones de enseñanza y de aprendizaje.

 

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“Educar en y para el siglo XXI, representa un desafío mayor para los sistemas educativos nacionales en el mundo. Si bien existen experiencias exitosas, no hay fórmulas infalibles que conduzcan a todos, con la misma certeza, por caminos de éxito ya trazados y, cuando los hay, no son permanentes”  

Plan de estudios 2011.

 

 

Publicado en la página del autor:   http://www.jesusandriano.com/

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