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LAS MAESTRAS Y MAESTROS TAMBIÉN LLORAN



Publicado por: José René Torres Cuc en

mayo 15, 2024 725 Visitas



Por: José René Torres Cuc.

 

Todos hemos tenido una Maestra o un Maestro que recordamos de manera entrañable por su ternura, paciencia, por sus clases divertidas; los hubo y los habrá que no, que los recordemos por su firmeza o exigencia o disciplina, pero todos tienen un denominador común, todos han sido habitantes del planeta escuela.

 

Las Maestras y Maestros también lloran con el corazón en la mirada al decir adiós a sus alumnos: te conozco, te acompaño, te guio, te cuido, te respeto y te educo, para luego decirte adiós una y otra vez. Cambian las caras, los nombres, las historias, pero todo se repite con una cadencia de ciclos entrañables, una y otra vez.

 

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Las Maestras y Maestros también lloran de dolor al saberse menospreciados o agredidos tan sólo por ejercer su trabajo, de convivir con el insulto o la falta de respeto, y a pesar de ser inmerecido, soportan la carga como si fuera parte de su mochila. Aseguro que una maestra y maestro no recibe formación específica para soportar reproches. Eso no se estudia en ninguna asignatura o materia del currículo, eso se aprende a base de experiencias a veces muy ingratas del camino y los escenarios de la docencia.

 

Las Maestras y Maestros también lloran de desesperación hasta obtener una plaza definitiva o un tiempo completo, o un salario digno, llevando siempre en la maleta el estigma de los inicios de la profesión. Aquí te toca, aquí te aguantas; da igual que te venga bien o mal, que tengas hijos, proyectos o familiares que te necesiten. No importa, hay que estar disponibles, siempre disponibles.

 

Las Maestras y Maestros también lloran de amor, de alegría y satisfacción cuando cada curso siente que su empeño ha servido para ir más allá de la didáctica académica. Cuando ven su esfuerzo en el proceso y en los resultados. Cuando en muchos casos han surgido lazos con sus alumnos o familias que traspasan de lo profesional a lo personal. Siempre hay un recuerdo especial que conecta con cada una de las personas que pasan por sus aulas. Es increíble. ¿Cómo se puede guardar tanto cariño en un sólo corazón?

 

Detrás de cada Maestra y Maestro hay una historia de vida, de obstinación, incluso hasta llegar a ejercer su carrera, su profesión, su decisión de vida; porque ser y dedicarse a la docencia no es una casualidad, es más bien una actitud muy premeditada. Ser docente es más que una profesión.

 

Nunca olvidemos de dónde venimos ni a quiénes debemos lo mucho que hoy somos y sabemos; porque todo lo que se enseña con cariño se conserva en la retina de los buenos recuerdos.

 

¡FELICIDADES MAESTRA Y/O MAESTRO! Tú eres la diferencia para lograr un mundo mejor.

 

 

JOSE RENÉ TORRES CUC

15/05/24

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