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‘Re-Hacer’ la escuela
Publicado por: Alfonso Torres Hernández en
diciembre 7, 2020 1399 Visitas
Por: Alfonso Torres H.
La historia que estamos viviendo a consecuencia de la pandemia, sin duda dejará una honda huella en cada uno de nosotros. Los desplazamientos y avatares que hemos vivido han modificado sustancialmente nuestros comportamientos, percepciones y pensamientos. Nuestra relación social ha cambiado y la escuela, como espacio privilegiado de socialización vio trastocada su organización, funcionamiento e intención educativa.
Hoy, la escuela se sitúa en un lugar donde necesariamente requiere re-pensarse, re-inventarse, re-hacerse. No son procesos que tengan su causa en las políticas educativas que regularmente determinan su vida institucional. Ahora, se constituyen en procesos necesarios para encontrar rumbo y sentido al currículum que se desarrolla, asociado a la vida cotidiana en los tiempos que vivimos y más cercana a una perspectiva humanista de la educación.
Re-hacer la escuela significa colocarnos en un lugar diferente donde el desarrollo del pensamiento sea relevante en la formación de nuestros alumnos, pero originado por un posicionamiento político-pedagógico claro de los docentes en su tarea de enseñanza. La ruptura de paradigmas es indispensable en este proceso. Es obligado el abandono de prácticas enraizadas en la tradición, que sólo “depositan” conocimientos en los alumnos.
Los docentes deben afinar la mirada y crítica hacia los procesos que actualmente desarrollan y movilizarse, de manera radical, pero con sentido hacia el establecimiento de una relación pedagógica diferente e innovadora. Re-hacer la escuela implica la búsqueda de un nuevo sentido para la educación. Es necesario analizar y reconstruir nuestra agenda educativa, donde pongamos en el centro de la crítica a las políticas educativas, las prácticas educativas y la emergencia de nuevos conceptos que expliquen el sentido. Evidentemente que ello nos llevará a controversias que se tienen que enfrentar. De esta manera, se puede ir constituyendo un paradigma nuevo en educación.
En este proceso, las escuelas podrán transitar hacia modelos más autogestivos que les permita ofrecer mejores respuestas en función a su entorno social. Braslavsky (1987) nos dice que no hay futuro sin raíces. No hay sentido hacia el futuro sin el ejercicio permanente de la capacidad de revisión de los sentidos del pasado y que se constituyeron como columnas vertebradoras del desarrollo educativo Latinoamericano, para presentar luego los posibles sentidos predominantes en la actualidad y regresar a la búsqueda de una perspectiva humanista en la construcción de un paradigma para la educación latinoamericana.
Re-hacer la escuela en este sentido, tiene que ver con formar mejores seres humanos, con libertad de acción y pensamiento que posibilitan la construcción de escenarios alejados de la imposición de paradigmas y de coerción de la acción. La formación de sujetos individuales y colectivos, que se movilicen más en función de las incertidumbres que de las certezas, es sentar las bases para una vida más democrática y plural, y la escuela no puede estar separada de esta intención.
En paralelo a ello, la escuela necesita de políticas educativas más pertinentes y congruentes con el contexto donde se encuentre, además de una revisión y modificación profunda del currículum obligatorio. Re-pensar, re-inventar y re-hacer la escuela entonces, tiene que ver con la elección de otros caminos diferentes a los andados. Caminos caracterizados más por la inclusión, el reconocimiento a la diversidad, por el humanismo y con un sentido más democrático. Caminos donde las prácticas se contagien de nuevas alegrías y sentidos, donde los docentes prioricen el pensamiento y la acción con sentido y donde la escuela sea un verdadero referente de construcción de una nueva sociedad.
torresama@yahoo.com.mx
Nota publicada en Milenio (1/12/2020).
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