Por: Elsa Tadea Morales Lozada*.

 

La sociedad evoluciona constantemente, hoy en día es comprendida como un sistema complejo en el cual día a día surgen cambios y retos, modificando su pensamiento, ideologías, creencias y costumbres. Con el paso del tiempo, y de acuerdo con el desarrollo histórico que se viva, serán las necesidades. A partir de la tecnología y la globalización la forma de enseñar y aprender ha cambiado de manera radical, debido a que las fuentes de acceso a la información y socialización han modificado los contextos, por lo que es necesario formar a un sujeto que sea capaz de adaptarse a los entornos cambiantes y diversos.

 

 

De acuerdo con Álvaro Marchesi (2004) la profesión docente del siglo XXI implica cambios significativos, producidos por la evolución constante que vive la sociedad y que modifican las acciones educativas en las escuelas. Actualmente se espera que la educación promueva el desarrollo económico, personal y social.

 

Lo que implica que es necesario ampliar los objetivos educativos, incorporar a las sociedades multiculturales que están conformadas por una gran diversidad lingüística, desarrollar las tecnologías de la información e incorporarlas a la práctica educativa y, lo más importante, debido a la condición social actual del docente, transformar a las familias, ya que han dejado toda la responsabilidad de la educación de sus hijos a las escuelas.

 

Dichos cambios no se darán solos, por lo que es necesario modificar actitudes, culturas, estilos de aprendizaje y comportamientos en las nuevas generaciones de alumnos, pero esto no será responsabilidad absoluta del docente y la escuela.  El principal problema que existe en torno a lo mencionado es que las sociedades y las tecnologías se transforman de manera constante y acelerada, mientras que el sistema educativo se estanca viviendo ritmos más lentos.

 

En los últimos años han existido cambios sociales radicales en las ideologías, la organización y políticas, por lo que el profesor se siente desorientado y presionado ante las nuevas exigencias, raramente se siente apoyado y valorado en su trabajo. Actualmente la labor del docente va más allá de transmitir conocimientos a sus alumnos, se espera que el docente cuente con la capacidad de dialogar y escuchar.

 

Las relaciones de los alumnos con los docentes se han modificado de manera radical en los últimos años. El docente autoritario que exigía a sus alumnos dando órdenes y castigando cuando no lo obedecían ha quedado en el pasado. Ahora, la participación de los alumnos en su aprendizaje y en la vida en la escuela, con relación a la dinámica que se lleva en el aula son necesarias para lograr su compromiso con el aprendizaje escolar.

 

Actualmente los alumnos se encuentran bajo los efectos de la televisión, el internet y las redes sociales, siendo dominados por las imágenes que de manera cotidiana ven, volviéndose seres pasivos que esperan que la información llegue a ellos de manera atractiva y visual, de no ser así se pierde el interés con facilidad orillando al maestro a buscar nueva información y nuevas estrategias que le permitan despertar el deseo por aprender con sus alumnos.

 

El grado de complejidad de esto radica en que los intereses de un grupo no son homogéneos, por lo que la mayoría de las veces se aburren o se cansan, por lo tanto el diseño de un proyecto que integre una formación en valores y la reflexión de acción, contribuiría a despertar el interés de los alumnos, así como la incorporación de las tecnologías de la información, la orientación personal, el cuidado del desarrollo afectivo y moral, la atención a la diversidad e inclusión de los alumnos, la gestión del conocimiento en el aula y el trabajo en equipo; son características necesarias en el docente del siglo XXI.

 

 

De manera general se puede decir que Marchesi (Marchesi, 2004) determina que la identidad de un docente se verá influenciada principalmente por la cultura escolar, en donde determina cuatro dimensiones que a continuación se mencionan:

• Los objetivos educativos: estos son las ideas educativas que mantienen los profesores sobre las diferencias entre los alumnos. Refleja el conocimiento de sus estudiantes respecto a qué se enseña, cómo se enseña, cómo aprenden sus alumnos y de qué manera se reconcilian las exigencias de la institución escolar con las necesidades de los alumnos.

 

• Los procesos de cambio: hace referencia a la dinámica interna de la escuela incluyendo; los proyectos institucionales, la capacidad para adaptarse a las nuevas condiciones de la enseñanza, a la manera en que establece relaciones con otras escuelas y de qué forma busca nuevas estrategias organizativas y metodológicas.

 

 

• Las relaciones entre los profesores: se refiere a las relaciones personales y la forma en que trabajan juntos los docentes de una institución. Enfatizando la colaboración de todos para lograr un fin común, a pesar de la difícil tarea que ello implica.

 

• La identificación con la institución personal: pretende otorgar la importancia que amerita la institución como referente de las prácticas educativas que se realizan de manera individual y colectivamente. Es el sentimiento compartido de pertenencia a la institución escolar que contribuye a que la comunidad escolar valore su centro de trabajo.

El desarrollo profesional docente, como se mencionó, es un proceso largo en donde se vincula la historia de su vida personal con la profesional creando una sola, por lo que establece las siguientes etapas por las que pasa la historia del profesor:

 

1. Entrada “Supervivencia y descubrimiento”

2. Estabilización

3. Experimentación, activismo

4. Revaluación, dudas

5. Serenidad relacional/ dudas

6. Conservadurismo

7. Descompromiso “Sereno amargo”

 

Es importante mencionar que dichas etapas son subjetivas y que pueden o no ser vividas en las historias o trayectorias de los docentes, ya que existen factores personales que intervienen en el desarrollo profesional como lo es la identidad, y esta es personal. Así como la experiencia, los éxitos o fracasos vividos por cada maestro.

 

Otro factor que interviene en el docente actual es el sistema educativo y los planes y programas vigentes, que demandan que el docente cuente con las habilidades necesarias para involucrar a todos sus alumnos en los ambientes de aprendizaje, respetando los estilos y ritmos de todos, logrando así una educación inclusiva en donde tiene las mismas oportunidades de consolidar saberes, erradicando las barreras para el aprendizaje que se pudiesen presentar en el aula, de igual manera se espera que el docente sea innovador, que desarrolle proyectos en donde se involucren los diferentes actores educativos, dando proyección hacia la comunidad atendiendo las necesidades sociales.

 

 

Se espera que los estudiantes sean sujetos capaces de manejar información de fuentes escritas y digitales, desarrollen un pensamiento complejo, crítico, reflexivo, y flexible que les permita resolver problemas y relacionarse con los otros. Por lo que es necesario que el docente modifique su pensamiento, ya que no puede enseñar algo que desconozca.

 

La actual propuesta educativa plantea a la enseñanza desde un enfoque humanista, el cual pretende contribuir a desarrollar las facultades del ser humano; en lo cognitivo, físico, social y afectivo para que los estudiantes se puedan insertar a la sociedad y en la toma de decisiones de manera responsable. Por lo que es de suma importancia fomentar y practicar valores morales dentro y fuera de la escuela, que permitan convivir de manera armónica.

 

Referencias

Marchesi, Á. (2004). El bienestar de los profesores . En Qué será de nosotros, los malos alumnos (págs. 165-191). Madrid: Alianza Editorial.

 

 

* Docente en formación. Escuela Normal de Tecámac, Estado de México.

 

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