Al inicio de la actual administración del gobierno federal, se hizo de manifiesto transformar la educación, bajo la idea de mejorarla, atendiendo las recomendaciones de la OCDE y con ello contribuir a subsanar los problemas del sistema educativo; se anunció la reforma educativa dentro del marco de los acuerdos y compromisos establecidos en el Pacto por México, con la validación de los representantes de los diferentes partidos políticos y su aprobación por la cámara de diputados el 20 de diciembre de 2012. En febrero de 2013, la reforma fue declarada constitucional y promulgada el 25 de febrero del mismo año.

A cuatro años de ser promulgada la reforma educativa presenta como resultado, el nuevo modelo educativo, para ser aplicado en el ciclo escolar 2018-2019, cinco años después de haberse trazado la idea de transformar la educación, bajo el entendido de plantearlo como una necesidad social, y de acuerdo a los estándares de un modelo de educación de calidad.

En un primer momento se anunció la ley de servicio profesional docente, la cual dio pauta a una evaluación impuesta y generalizada para los docentes, asumiendo que el fracaso de la educación se encontraba en la práctica y desempeño magisterial; después de que los resultados fueron lo contrario al pronóstico esperado, se consideró crear foros regionales de consulta sobre el modelo educativo, con la intención de validar desde la mirada de la Secretaría de Educación la pertinencia de una reforma educativa y con ello la construcción de un modelo ahora concluido.

Si bien el modelo educativo ya se encuentra publicado, aún no se conocen los diferentes planes y programas de estudio de cada nivel educativo, los libros de texto, la forma en cómo se va a capacitar a los docentes, los contenidos regionales de acuerdo a las necesidades del contexto, así como las acciones que imperan a los llamados aprendizajes claves. Ante dicha disyuntiva la prioridad para lo que resta del presente ciclo y el siguiente, va más allá de darle sentido a la lógica de una la reorganización del sistema educativo, y de cumplir con el objetivo de tener niños y jóvenes exitosos en el siglo XXI, de acuerdo a lo que se anuncia en el modelo educativo.

Antes de averiguar sobre la pertinencia de su aplicación para el 2018, sería oportuno conocer los avances que México ha generado, para dar cumplimiento a las políticas  acordadas por los países iberoamericanos, en las llamadas metas educativas para los bicentenarios 2021 y publicadas en el 2010, cuyo objetivo es la participación social en la escuela, la igualdad educativa, aumentar la oferta educativa, la universalidad de la educación primaria y secundaria, erradicar el analfabetismo, involucrar el uso de la tecnología en la educación, así como la enseñanza de una segunda lengua (inglés); acciones que son anunciadas en la política actual y planteadas en el modelo vigente, pero que sin duda, se conciben como parte del problema del sistema educativo.

En este sentido, si el planteamiento del nuevo modelo educativo se fundamenta en el aprender a aprender; es necesario aprender, que los modelos no sirven para aprender, si las condiciones del sistema educativo son las mismas, y en la lógica de aprender desaprendiendo, no se aprende de aquello que ya se aprendió.

publicado en la pagina del autor:      http://www.jesusandriano.com/

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