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Huehuetlahtolli: narrativa ancestral y virtud moral



Publicado por: Alberto Sebastián Barragán en

octubre 15, 2024 40 Visitas



Por: Alberto Sebastián Barragán

 

Sueño de una tierra nueva en la que todo es posible; en la que todo es al mismo tiempo muy antiguo y muy nuevo; sueño de un paraíso perdido en el que la ciencia de los astros y la magia de los dioses se confundían; sueños de un retorno a los orígenes mismos de la civilización y del saber.
J.-M. G. Le Clézio (2008: 219).

 

Umbral[1]

El surgimiento de la humanidad ha tenido etapas similares en todas las latitudes. Después de periodos de nomadismo, llega la etapa sedentaria en los cauces de los ríos y comienzan las civilizaciones basadas en la agricultura. Al mismo tiempo, hay una impronta de crecimiento, surgen los imperios, hay esclavismo, y se impone una lengua por dominación.

 

En la historia mundial, la teoría de Aleš Hrdlička, explica el poblamiento de América, hace unos 12,000 años, y expone que en una glaciación la población migró de Asia a América, y cruzaron por el estrecho de Bering, el cual funcionó como un puente congelado entre dos continentes.

 

La realidad mexicana actual tiene reminiscencias que rebasan la larga noche de los quinientos años[2], como el uso de aztequismos o nahuatlismos en el español mexicanizado, pero también se perciben en prácticas mesoamericanas vigentes, como la presencia del maíz en la alimentación, la asistencia a los tianguis, o el uso recurrente y medicinal de la herbolaria. La recuperación histórica nos permite una visibilidad mayor que la mera traducción y actualización, es decir, nos abocamos a los sentidos que se expresaban en legua nahua, y a la cosmovisión que establecía los principios de la vida.

 

Una región llamada Mesoamérica

La decimonónica mirada eurocentrista, la de estado-nación, ha explicado la historia mundial y milenaria de las civilizaciones. Sin embargo, para referirse al desarrollo del continente americano retomamos a Christian Duverger, porque no cimenta su análisis en los periodos preclásico-clásico-posclásico, debido a que, en dicho modelo explicativo, se emula la genealogía de la Grecia clásica y sus etapas, ya que “la descripción conceptual existe para enfatizar permanencias, mientras que la perspectiva cronológica da una idea de las transformaciones que se suceden…” (Duverger, 2007: 17), y ese es el matiz con que trazamos nuestra mirada retrospectiva de Mesoamérica, en este artículo.

 

La región de Mesoamérica tuvo un conjunto de culturas que presentaban una especie de parecido familiar, ya que compartían el mismo universo de creencias y de ritos, poseían los mismos saberes, con actividades económicas basadas en el cultivo y crianza de animales, y una similar organización social y política. Dichos elementos comunes generaban cierta unidad en la región, pero también existía mucha heterogeneidad lingüística, artística y cultural.

 

A grandes rasgos, es indispensable subrayar la existencia de múltiples civilizaciones con rasgos diferentes, evidentes en sus expresiones culturales, en sus construcciones arquitectónicas y en sus manifestaciones artísticas. Christian Duverger (2007) señala que en Mesoamérica existían cuatro componentes lingüístico-culturales: la familia otomangue, la familia macromaya, la familia utoazteca y un conjunto de grupos de menor presencia caracterizados por su débil dispersión geográfica.

 

La diversidad de culturas “precolombinas” se explica por su ubicación cerca de cuencas de ríos, o cuerpos de agua, donde se asentaron, y por su distribución en cientos y miles de años de desarrollo hasta la llegada de los españoles. Existía una lógica de dominación, propia de las primeras civilizaciones, algunos pueblos dominaron a otros, y eso explica tanto la hegemonía regional, como la predominancia de tradiciones y manifestaciones culturales.

 

Al respecto, Christian Duverger, en su libro El primer mestizaje. La clave para entender el pasado mesoamericano, considera “a los nahuas como los fundadores de Mesoamérica y como los principales actores de su evolución a lo largo de sus cerca de tres mil años de historia” (Duverger, 2007: 47). Los nahuas estuvieron presentes en los dos principales movimientos poblacionales de nomadismo y sedentarismo, por lo tanto, la nahuatlización -siguiendo el argumento de Christian Duverger-, cumplió una función aglutinadora y homogeneizante. De ahí que, derivado de la posición hegemónica de los Aztecas sobre las civilizaciones aledañas, se consolidó el náhuatl como lengua dominante.

 

Encuentro de dos lenguas

Años después de las primeras civilizaciones, los europeos encontraron un nuevo continente, al que primero llamaron Indias, después denominaron América, e inmediatamente después le dijeron colonia. Como sabemos, el “descubrimiento” de América ocurrió en 1492, continuó un periodo de exploración y conquista militar, el cual se consumó en 1521 (para los antiguos mexicanos), y comenzó la conquista religiosa.

 

Los frailes de diversas órdenes participaron activamente en el reconocimiento de la población nativa y su estudio. De ese interés de conocer a los antiguos mexicanos, indagaron su cultura a partir de los vestigios encontrados, y esa fue la base de las primeras traducciones y la puerta de entrada a la evangelización.

 

Estamos rememorando los dos mundos que se enfrentaron: el individualista y posesivo de Cortés, y el mundo colectivo y mágico de los indios (Le Clézio, 2008: 19). Ese “encuentro” de civilizaciones se convirtió en la fusión de dos culturas, la de los europeos y la de los amerindios. Los españoles fueron tratados con hospitalidad hasta que los traicionó su avaricia de conquista.

 

En los primeros acercamientos, a la cultura mesoamericana, los españoles asimilaban una doble condición del indio, que oscilaba entre el buen salvaje, pacífico y sin religión, y el mal salvaje, idólatra y antropófago (Barbero, 1997); fuera uno u otro, todo se convirtió en la eliminación de los saberes locales, y la imposición de la cultura española.

 

Desde esa génesis, se ha conformado un concepto eurocentrista de humanidad, la cual “ha sido blanca, masculina, europea, cristiana, heterosexual, binaria. Su constitución es así arquetípica, colonial, excluyente, etnocéntrica.” (Rueda, 2022: 18). Así se comenzaron a escribir los primeros discursos históricos de los conquistadores, que se consensaron como la versión de verdad que nos han enseñado.

 

Huehuetlahtolli: antigua palabra

En el interés de conocer la vida de los indígenas, se recuperaron evidencias de la manifestación cultural, basada en el lenguaje, y se puso atención en las frases que se pronunciaban en diversos episodios de la vida indígena. Fray Bernardino de Sahagún denominó a los huehuetlahtolli como textos que contenían: “la retórica y filosofía moral y teología de la gente mexicana…” (2000), y fueron considerados como la base para conocer cómo era la cultura de los antiguos mexicanos, previa a la llegada de los españoles.

 

La palabra huehuetlahtolli es una palabra compuesta de huehue, que quiere decir, «viejo», «antiguo» y tlahtolli, que significa «palabra», «discurso», «relato», «refrán», «amonestación» (Silva, 2002: 117). Hay una acepción compartida por los historiadores, la de que los huehuetlahtolli son los discursos de los ancianos y los gobernantes, sin embargo, no siempre fueron expresados exclusivamente por ellos.

 

Los huehuetlahtolli son los discursos que conforman la tradición oral, que enunciaba el legado y conocimiento de la cultura náhuatl, “[…] se pronunciaban en momentos y circunstancias muy significativas en la vida del hombre y la sociedad indígena” (León-Portilla, 1999: 96). En la recuperación y análisis de los huehuetlahtolli, algunos hacen énfasis en que eran discursos ceremoniosos enunciados en acontecimientos especiales de los antiguos mexicanos.

 

Por tratarse de testimonios de legado cultural, que eran usados como instrumentos de enseñanza, los huehuetlahtolli eran frases en voz de los pronunciantes, que no se improvisaban, porque los que los portaban habían “aprendido en el calmecac o en el telpochcalli el arte de hablar” (Silva, 2021: 222) se trataba de voces y frases aprendidas desde lo educativo, y encaminadas hacia diversas acciones de solidaridad e integración de la sociedad.

 

Sin embargo, el padre Ángel María Garibay tuvo una mirada que se complementó por la distancia temporal y por la suma de intérpretes y estudiosos de los textos de los antiguos mexicanos, porque puso atención en el carácter filológico del contenido de los  huehuetlahtolli; al respecto, en su libro La literatura de los aztecas, Garibay (1963: 11), los define como: “los consejos con que los ancianos adoctrinaban a los niños y jóvenes”, lo que reconfigura la mirada retrospectiva para voltear a releer los huehuetlahtolli.

 

De manera adicional, Miguel León-Portilla, reconoce que “son estos textos la expresión más profunda del saber náhuatl acerca de lo que es y debe ser la vida humana en la tierra” (León-Portilla, 1990: 23-24). Entonces, para abordar los huehuetlahtolli, es indispensable tener una mirada que jerarquice su valor como cosmovisión, y en adelante, reconozca su valor epistémico. No solamente se trata de rescatar la palabra antigua, por las personas y momentos en que ocurría, sino interpretar el alcance de su enunciación.

 

Genealogía de los huehuetlahtolli

El primer recopilador de estos textos fue fray Andrés de Olmos, quien desde 1533 recibió la consigna de investigar y publicar un libro de las antigüedades de los indios de México, Tezcuco y Tlaxcala (Mendieta, 1997: 75). El primero de los libros que publicó fue Arte de la lengua mexicana, y el segundo fue una serie de textos, que originalmente se llamaron Huehuetlahtolli. Dichos textos fueron conocidos por personajes importantes de la iglesia, entre ellos el obispo de Chiapas, fray Bartolomé de las Casas; Alonso de Zorita, oidor de la real Audiencia de México; Gerónimo Mendieta y Juan de Torquemada.

 

El segundo recopilador fue fray Bernardino de Sahagún, quien a partir de 1547 comenzó a reunir los vestigios de la “antigua palabra”, por medio de los ancianos sabios de Tlaltelolco, y se publicaron en el libro VI del Códice Florentino, “…donde hay cosas muy curiosas tocantes a los primores de su lengua y cosas muy delicadas tocantes a las virtudes morales” (Sahagún, 2001: 471). En la figura 1 aparece la portada del libro sexto, del manuscrito compilado por fray Bernardino de Sahagún.

 

Códice Florentino

 

Es importante mencionar que posteriormente hubo dos compiladores más: Diego Durán, un fraile dominico, y Hernando Alvarado Tezozómoc, un descendiente de nobles mexicas; según la revisión de las cualidades y temporalidades de sus obras se sugiere pensar que se basaron en la misma crónica (Silva, 2021: 28, 35), no obstante, existen similitudes y diferencias en el abordaje de las antiguallas[3] de nuestros ancestros.

 

Los huehuetlahtolli fueron explorados desde los primeros españoles interesados, como discursos de gobernantes, como un reconocimiento de la cultura mexicana.  Sin embargo, Ángel María Garibay, sacerdote católico, historiador y filólogo, realizó una actualización de la traducción, porque las equivalencias fueron establecidas del náhuatl original al español del siglo XVI, y el trabajo de Garibay, consistió en buscar actualizaciones de los vocablos del español antiguo, al del siglo XX, porque la lengua española tuvo procesos de maduración hasta el siglo XIX.

 

Cuando Ángel María Garibay escribió Historia de la literatura náhuatl, donde emergió un análisis filológico, y en la revisión del enunciador, del mensaje y del destinatario, amplió el sentido de los huehuetlahtolli, para que no solamente fueran discursos de los gobernantes o de los ancianos, sino palabra antigua, y también los denominó como “discursos didácticos” (Silva, 2002: 119), para aludir a las instrucciones orales de padres a hijos, de madres a hijas, o de los jefes de los centros de educación.

 

A continuación, en la Tabla 1, se presenta la similitud de los huehuetlahtolli recuperados por cuatro estudiosos, la temática versa sobre recomendaciones al Tlahtoani electo; se sugiere que la mirada no se ponga en la estructura política o económica, sino en la cosmovisión de su contenido.

 

Tabla 1. Contrastes de huehuetlahtolli.

Contraste de Huehuetlahtolli

Fuente: Ignacio Silva (2021). Adaptación propia.

 

Existen intenciones similares en el contraste de los huehuetlahtolli, la temática central es el mensaje hacia el nuevo gobernante, y existen recomendaciones sobre evitar disputas, no arruinar la estera, ni el sitio, y apaciblemente dialogar con todos. Proponen sustento y cuidado de la gente popular, atención de los vulnerables, encomienda de escuelas y colegios; se encarga la responsabilidad de mantener la justicia y sustento para generar gobernabilidad en la población. En suma, reflejan la cosmovisión de la antigua sociedad mexicana.

 

Sin menoscabo, hubo otras temáticas abordadas desde la mención de valores y transmisión de principios, axiomas de vida, de convivencia. Por ejemplo, un discurso de padre a hijo: “Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre / y no abandones la ley de tu madre”. El huehuetlahtolli era la palabra de la comunidad, de la casa, era el consejo, recomendación y exhortación para hijas e hijos. Los adultos asumían la responsabilidad de transmitir el saber oral, como formas de hacer la voluntad de los Dioses.

 

La diversidad de los huehuetlahtolli, se expresa a partir de los temas, de los destinatarios o de los momentos de su enunciación. La mayor cantidad se concreta en discursos de los gobernantes hacia sus pueblos; discursos y encomiendas como ceremonial para los acontecimientos de vida de los seres humanos, tales como nacimiento, defunción, matrimonio; sabios aconsejando a sus oyentes sobre el camino correcto; padres y madres instruyendo a sus hijos e hijas.

 

“Para que nos siempre anduviéramos llorando, para que no muriéramos de pena los maceguales, nos dio nuestro señor la risa y el sueño, los mantenimientos que nos dan fuerza y nos hacen crecer y, en fin, el trato carnal para la reproducción, que embriaga toda la vida en la tierra, de modo que nadie ande llorando” (Códice Florentino. Libro sexto. 1995).

 

También existen algunos huehuetlahtolli que, desde una primera lectura, pareciera que sus cualidades no se corresponden directamente con la coyuntura de una sociedad esclavista, sin embargo, sí nos permiten visibilizar la antigua cosmovisión y nociones de fraternidad, como antecedentes de valores y de derechos. Como en el que analizamos a continuación:

 

“Mira, oye, entiende, así son las cosas en la tierra. No vivas de cualquier modo, no vayas por donde sea. ¿Cómo vivirás, por dónde has de ir? Se dice, niña mía, palomita, chiquita, que la tierra es en verdad lugar difícil” (Códice Florentino. Libro sexto. 1995).

 

Es importante destacar que, en el huehuetlahtolli anterior, hay una triple noción. En primer lugar, hay que poner atención en que se trata de un discurso trazado con la finalidad de los axiomas; en segundo lugar, para ese siglo XVI en que fueron recopilados, la mujer figura como destinataria; y tercero, el discurso contiene un señalamiento de la vida difícil en un mundo heteronormativo patriarcal. Las tres nociones se fueron configurando y consolidando en los siglos posteriores, por lo tanto, el valor de la antigua palabra tendía a desdoblarse en aspectos fundantes de la civilización mexicana.

 

Se percibe el sentido de la interiorización de los valores y principios de conducta, a través de los discursos de una generación mayor, a otra, que desciende de ella y que demanda que los adultos den forma al crecimiento de los infantes.

 

“Hijo mío, pon atención. Nota bien las palabras que quiero decirte y ponlas bien en tu corazón. Porque las dejaron nuestros antepasados, los viejos y viejas que vivieron en este mundo y son para ti” (Sahagún, 2000: 378).

 

Y otro más explícito sobre el papel de la familia:

“Hijo mío, si haces esto, en verdad vivirás, con el favor de la gente. Así cumplo yo contigo, yo que te enseño y te educo. Porque nada se volverá engaño si tomas estas palabras, si las escuchas y las cumples, si la coges como las dejaron tus antepasados y las respetas como ellos” (Sahagún, 1988: 379).

 

Es posible percibir que se transmite la importancia de las acciones y su retribución, y se enlazan las acciones de los hijos con el reconocimiento a los padres. También se le ha denominado educación doméstica, “la primera modalidad educativa practicada por los aztecas tenía lugar en el seno familiar, […] bajo el cuidado de los padres en la intimidad familiar” (Ruiz, 2013: 271) por lo tanto, refleja una preparación familiar para la vida en sociedad, con base en los principios de la antigua palabra para hacer una vida en colectividad.

 

El padre Ángel María Garibay identificó otros rasgos valiosos en los huehuetlahtolli, “tras una aparente prolijidad encontramos allí mesura en el hablar, que es indicio de elevación humana” (Garibay citado en Silva, 2002: 119), y del mismo modo, señaló, entre sus particularidades estilísticas: a) ampliación, en el uso constante de sinónimos casi redundantes b) difrasismo, expresión de una misma idea por medio de dos vocablos que se complementan en el sentido; y c) paralelismo, para darle fuerza y cierta musicalidad y dinamismo rítmico a la expresión.

 

Existe, también, una variable inasible en los huehuetlahtolli, es el carácter mutable de la lengua, por lo tanto, las traducciones y equivalencias obedecen coyunturalmente al momento en que se hizo la traducción. Como hemos revisado, los documentos fuente tienen temporalidades más cercanas y las traducciones han evolucionado quinientos años. Al respecto, es importante agregar una nota de la lingüista Svetlana Iakovleva (2021), quien hizo una revisión en su libro: Nahuatlismos en el español de México, y señala algunos puntos pendientes, en lo que respecta a la traducción:

  1. a) Falta introducir precisiones en la traducción: 22 % nahuatlismos.
  2. b) Agregar significados léxicos/traducciones: 75 % nahuatlismos.
  3. c) Excluir significados léxicos/traducciones: 22 % nahuatlismos.
  4. d) Existe la tendencia a ampliar los significados léxicos, lo que significa que también de sus traducciones: 88 % nahuatlismos.

 

Por lo tanto, es indispensable prestar una atención especial a la etimología de las palabras de origen náhuatl, ya que la marca lexicográfica sobre la procedencia concreta de palabras ayudaría a relacionarlas con una cultura y época determinada (Iakovleva, 2021: 160), los ejercicios de traducción se contextualizan y se puede transitar a un análisis filológico más profundo, y al reconocimiento epistémico de la antigua palabra.

 

Tejido final

En toda esta historia, hay otro dato de curiosidad retrospectiva. El Códice de Sahagún, fue denominado “Florentino” porque se lo llevaron a Florencia (ahora Italia), y estaba en poder de la familia de Lorenzo de Médici, el príncipe destinatario de la obra de Nicolás Maquiavelo. Es decir, no estamos hablando exclusivamente de un ejemplo del saqueo de las colonias, sino que, en Florencia, valoraron estos saberes precolombinos, en el orden de los principios y del nacimiento de las instituciones sociales.

 

Estamos frente a una doble extracción. Primero los tradujeron y los escribieron y luego se los llevaron para Europa. Los huehuetlahtolli tienen una cualidad de texto originario, por ser tradición oral, por lo tanto, no tienen autoría, a diferencia de los poemas, por poner un ejemplo, de Nezahualcóyotl.

 

En uno de sus poemas más famosos, el Rey poeta, cerró con el siguiente verso: “Amo más a mi hermano, el hombre”, esos versos se le atribuyen a él (y otros han cuestionado su veracidad), pero lo más impresionante es que desde la literatura de los aztecas y desde los huehuetlahtolli nacían pensamientos en torno a los otros, como una forma de ir verbalizando la noción de humanidad; con suficiente lejanía espacio-temporal de la revolución francesa, o de los primeros intentos de derechos sociales y decolonialidad.

 

El interés de frailes y misioneros por estudiar la palabra antigua, se concentró, principalmente, en comprender el pensamiento de los antiguos mexicanos, para concretar la conquista cultural, con la lógica sobreposición de un lenguaje sobre otro, la transición hacia prácticas y pecados de otra cosmovisión y la imposición de la religión católica. Los discursos de los antiguos mexicanos casi desaparecieron, solamente quedaron palabras aisladas, que permanecieron como aztequismos en la evolución del español mexicano, pero sin todo el contexto de su significado.

 

La intención de rescatar las narrativas de los pueblos originarios pretende “exponer los modos en que sus relatos transgreden y compiten con las concepciones dominantes sobre lo que sea y haya de ser la humanidad” (Rueda, 2022: 19). Los saberes comunitarios, expresados en huehuetlahtolli y nahuatlismos, sobrevivieron y sobreviven a la imposición de otras lógicas de pensamiento.

 

La presencia del náhuatl, ha sido posible por su valor lingüístico cotidiano, justo como nuestra tradición alimentaria. La narrativa ancestral, vista desde el siglo XXI, hace evidente “su doble régimen de textualidad contrahegemónica: la de una escritura hilada en órdenes no canónicos y la de una obra que no solo se deje habitar por lo narrado, sino que se articule a otros modos creativos de registro cultural” (Rueda, 2022: 21), es decir, emerge la vigencia de la narrativa ancestral y se va conformando otra gran veta de análisis, de estudio a investigación para su rescate.

 

Releer los huehuetlahtolli, es una oportunidad para reconstituir el tejido social de nuestro país y nuestras localidades, en eso consiste “el potencial emancipatorio que comporta el trabajo de registrar y compartir estas narrativas Originarias” (UNESCO, 2022). Dicha renovación no sucederá por generación espontánea, sino que se requieren medidas de acción afirmativa, las cuales podrían consistir en el rescate deliberado de la palabra antigua, y ponerla en favor de las finalidades de nuestra sociedad.

 

Otra manera, de incidir positivamente, es la actualización de estructuras y normatividades, para fortalecer y transformar las instituciones culturales y educativas como lo que se intenta impulsar desde el Fortalecimiento y la Transformación de las Escuelas Normales, las cuales son instituciones que requieren actualizaciones para que todas sus acciones tiendan hacia lograr los principios de la democracia, como una forma de vida, desde la educación, y en todo lugar donde tenga injerencia la formación y participación de docentes.

 

Como otro ejemplo de ello, la Nueva Escuela Mexicana (NEM) abre la posibilidad de formar ciudadanas y ciudadanos con principios de igualdad sustantiva, de fomentar la solidaridad, la reparación del daño, trazar líneas formativas con base en la libertad, a favor de la interculturalidad, justicia ecológica y social, igualdad de género, atención a las nuevas sexualidades, inclusión y diálogo de saberes[4]; todo desde la cotidianidad del aula, porque se funda en el fomento de las virtudes morales y en el contexto de la comunidad.

 

Desde los proyectos comunitarios es posible la revalorización de los saberes locales, con rasgos de alteridad epistémica. La pedagogía humanista y crítica que propone la NEM, “se trata de una educación comunitaria, abierta a la diversidad, intercultural y promotora de los Derechos Humanos […] propiciando horizontes de libertad y autonomía” (SEP, 2023: 6), en estos momentos de decadencia social e incertidumbre, cobra mucho sentido el trazo de una nueva escuela mexicana, en todos los órdenes de la realidad que nos rodea.

 

Al respecto, desde el Libro sin recetas, se sugiere “diseñar estrategias de trabajo comunitario mediante aventuras de aprendizaje que salgan de las aulas y busquen compartir y construir conocimiento por medio de los saberes populares y que trabajen por el desarrollo integral de los estudiantes, así como por el bienestar de toda la comunidad” (SEP, 2023: 8), de manera que se vuelve factible, y necesario, trabajar el análisis de los huehuetlahtolli y establecer la actualización de sus significados con anclaje en personajes, acontecimientos, prácticas de la comunidad; como consigna pedagógica.

 

También, desde las atribuciones de la integración curricular, se pueden generar Procesos de Desarrollo y Aprendizaje (PDA) locales, que establezcan correspondencia entre la intención educativa y las cualidades del contexto, a partir de diálogos inspirados por los huehuetlahtolli, entre la escuela y la comunidad.

 

De esa manera se fortalecerá la formación integrada de niñas, niños y adolescentes, en tanto ocurra una corregida y aumentada participación de padres de familia (como lo prescribían los huehuetlahtolli), renovando el compromiso de las estructuras familiares con la formación de la infancia y la adolescencia, trazando nuevos lazos en la sociedad, renovando estructuras y contratos con gobiernos, y nutriendo los procesos con empresas comprometidas y socialmente responsables.

 

Para hacer factible esa intención de la NEM, también se tienen que reconfigurar las dimensiones educativas, fortalecer la formación docente y sus incentivos, y erradicar las ocurrencias de cambios improvisados y desarticulados para mejorar. Porque el perfil de egreso de la NEM se corresponde con la cosmovisión de fraternidad y fomento de virtudes morales, en el mismo tono y sentido en que se pronunciaban los huehuetlahtolli.

 

 

 

REFERENCIAS

Barbero, Manuel (1997), “Códices etnográficos: el códice florentino”, EHSEA, núm. 14. enero-junio, Biblioteca Digital Universidad de Alcalá de Henares, pp. 349-379.

Cajal, Alberto (2024), Huehuetlatolli. Lifeder [web]. https://www.lifeder.com/huehuetlatolli/

Duverger, Christian (2007), El primer mestizaje. La clave para entender el pasado mesoamericano. CONACULTA.

Garibay, Ángel María (1964), La literatura de los aztecas. Joaquín Mortiz.

Iakovleva, Svetlana (2021), Nahuatlismos en el español de México. UNAM, FES-A.

Le Clézio, Jean-Marie Gustave (2008), El sueño mexicano o el pensamiento interrumpido. FCE.

León-Portilla, Miguel (ed.) (1990), Testimonios de la antigua palabra, Madrid, Historia 16.

León-Portilla, Miguel (1999), Bernardino de Sahagún. Pionero de la antropología. UNAM, IIH/El Colegio Nacional.

Real Academia de la Lengua (2021), Diccionario histórico de la lengua española (1933-1936). https://www.rae.es/tdhle/antigualla

Rueda, Eduardo A., et. al. (2022), Retornar al origen. Narrativas ancestrales sobre humanidad, tiempo y mundo. UNESCO Montevideo, CLACSO.

Ruiz, Mónica (2013), “Los Huehuetlatolli: modelos discursivos destinados a la enseñanza retórica en la tradición indígena”. En Castilla. Estudios de Literatura, pp. 270-281.

Sahagún, Bernardino de (1577), Códice Florentino Digital. Libro VI. https://florentinecodex.getty.edu/es

Sahagún, Bernardino de (1995). Huehuetlatolli. Libro sexto de Códice Florentino. Paleografía, versión, notas e índices de Salvador Díaz Cíntora. UNAM. http://www.descolonizacion.unam.mx/pdf/publ_10.pdf

Sahagún, Bernardino de (2000). Historia general de las cosas de la Nueva España. Vol. I. CONACULTA.

Secretaría de Educación Pública (SEP) (2023), Un libro sin recetas para la maestra y el maestro. Fase 3. SEP, Dirección General de Materiales Educativos.

Silva, Ignacio (2021), Huehuetlahtolli: La palabra antigua en las obras de Diego Durán y Hernando Alvarado Tezozómoc. UNAM, LAMN.

Silva, Librado (2002), “Los huehuetlahtolli recogidos por Sahagún”. En León-Portilla, Miguel. Bernardino de Sahagún: quinientos años de presencia. UNAM, IIH.  https://historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/393/393_04_08_Huehuetlahtolli.pdf

Torres, Rosa María (2022), Plan de Estudio de educación prescolar, primaria y secundaria. Diapositivas. [Internet] https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/753937/Presentaci_n_del_Plan_de_estudio-Presentaci_n_RMTH.pdf

 

[1] El inicio fue inspirado por el libro: Retornar al origen. Narrativas ancestrales sobre humanidad, tiempo y mundo de Rueda et al. (2022).

[2] La noción de la “larga noche de los quinientos años” es retomada del Manifiesto firmado por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena, en enero de 1996.

[3] Antigualla: f. Obra o cosa de arte de antigüedad remota. RAE. Diccionario histórico de la lengua española.

[4] Cfr. Torres, Rosa María, (2022), Plan de Estudio de educación prescolar, primaria y secundaria. Diapositivas.

 

Artículo publicado en la Revista Apertura Educativa: Reflexiones desde el Normalismo Mexiquense, Volumen 2, Número 1.

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