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Autonomía de la UNAM, paradigma para universidades en AL
Publicado por: levelinrj en
septiembre 2, 2018 1484 Visitas
Por: Carolina Gómez Mena.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es un ejemplo para Latinoamérica en materia de autonomía, aseguró Renate Marsiske, investigadora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, de la máxima casa de estudios. Añadió que la UNAM es un paradigma para las universidades de América Latina (AL), “en todos los sentidos”.
La profesora de posgrado en la Facultad de Filosofía y Letras dijo que visita frecuentemente a universidades de América Latina, donde le expresan admiración por la UNAM. “Cuando vienen los colegas aquí y les muestro la Ciudad Universitaria, no pueden ni creer todo lo que hay aquí”.
Entrevistada por La Jornada en el contexto del “XII Curso Interinstitucional: Un Siglo de Movimientos Estudiantiles”, organizado por el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, con el tema: La autonomía universitaria en México (1929), que fue coordinado por el doctor en educación Armando Alcántara, dijo que haber logrado la autonomía fue un acierto.
“Sí, por supuesto es un acierto. Hay gente que dice que podemos funcionar sin autonomía universitaria, y que sería mucho más eficiente sin ella, pero nada más imagínense: sin la autonomía, piense en las lenguas clásicas, por ejemplo. ¿Las necesitamos?, claro que sí, porque es un conocimiento que se tiene que preservar”, y también habló de disciplinas como filosofía e historia. “La autonomía de la universidad protege esas carreras. Nadie debe tener injerencia” en esos aspectos.
En la ponencia, expuso que la idea “aparece con más insistencia en América Latina desde finales del siglo XIX y principios del XX. Los movimientos estudiantiles de la época de la reforma de 1918 y 1928 son los parteaguas de la autonomía universitaria”.
Aclaró que “la autonomía no nace como un concepto acabado ni tiene una interpretación unívoca; su interpretación es producto de situaciones”, y remarcó que es “una institución auténticamente latinoamericana; eso no quiere decir que en Estados Unidos y en Europa no sean autónomas. No lo son por medio de una ley que les da la autonomía, sino porque los gobiernos respetan la independencia universitaria, sin que haya una precepto legal”.
Dijo a este medio que en diversas épocas el concepto ha “tenido diferentes sentidos”. En 1929 se entendía como una autonomía limitada a la voluntad del presidente; en 1933 convierten a la universidad en una institución privada, sin injerencia, pero también sin presupuesto, y hasta 1945, con la ley que hoy en día es la vigente, se normaliza la relación entre gobierno y universidad. El Estado tiene la obligación de darle un presupuesto adecuado a la universidad, “cada año como obligación de todas las instituciones autónomas, la casa de estudios rinde cuentas” del dinero recibido, pero el gobierno no puede cuestionar cómo distribuye esos recursos: eso lo decide ésta según sus necesidades y prioridades. El Estado tampoco puede involucrarse en los contenidos.
Expuso que la autonomía, como cualquier otro modelo, puede perfeccionarse, “pero la ley orgánica del 45 puede quedar tal cual, aunque se pueden hacer muchas adecuaciones en niveles más abajo de legislaciones, en reglamentos. Todo eso que reglamenta la vida diaria en la universidad, eso se puede cambiar y mejorar; la ley general puede quedarse así”.
Lamentó que muchos piensen que la autonomía de la UNAM signifique extraterritorialidad: “en algunos movimientos los estudiantes dicen barbaridad y media, de entender qué es la autonomía y qué obligaciones lleva”.
Artículo publicado en La Jornada (1/09/2018).
http://www.jornada.com.mx/2018/09/01/sociedad/030n1soc
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