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El »año nuevo» docente
Publicado por: Ana Lorenia Willys Duarte en
julio 6, 2016 1542 Visitas
Ana Lorenia Willys Duarte
Docente de educación Preescolar
Nos encontramos a unos cuantos días de concluir el ciclo escolar. Comienza la cuenta regresiva para dar por terminado un periodo más entre evaluaciones, documentación por entregar y actividades de cierre. Para el colectivo docente, el comienzo de un nuevo ciclo escolar representa un ‘‘año nuevo’’ lleno de los tradicionales propósitos de mejora, en busca de no repetir los errores cometidos, reforzar las avances logrados e ir en busca de nuevos proyectos de mejora.
Por medio de una dinámica parecida a los deseos de las doce uvas, idealmente los docentes nos planteamos metas a lograr para un nuevo ciclo escolar, tales como ser más organizados, mejorar las formas de evaluar, atender en mayor medida los casos de alumnos focalizados, enriquecer nuestras estrategias de intervención, entre otra gran variedad. Del mismo modo, dichos objetivos corren el riesgo de quedarse en solo palabras a menos de que decidamos lo contrario.
Resulta crucial que dichos propósitos para el »año nuevo» sean realistas al ir enfocados a las verdaderas oportunidades de mejora como docentes y en el sentido de alcanzarlos por medio de acciones concretas. Si bien la ruta de mejora elaborada durante la fase intensiva del Consejo Técnico Escolar (CTE) engloba las metas a lograr como colectivo, encaminadas hacia los aprendizajes de los alumnos, sería interesante que, sin ser un documento o lineamiento normativo, cada docente elaborara de manera reflexiva su propia »ruta de mejora» en donde, sin recaer en especificaciones que desorienten esta actividad a un llenado de un formato, se establezcan una serie de metas personales como docente.
Si bien el querer que nuestro desempeño sea mejor que el anterior es algo que hacemos »de palabra», eso no garantiza que realmente se lleve a la práctica y que demos un seguimiento sistemático. Ese es un elemento de la verdadera evaluación que necesitamos como docentes, una autoevaluación consciente y analítica de nuestro propio trabajo, ¿quién mejor conoce nuestras fortalezas y oportunidades de mejora que nosotros?
Hemos escuchado que en toda profesión siempre hay mucho por aprender y que nunca podremos decir que lo sabemos todo, sin embargo, la importancia de este pensamiento reside en llevarlo realmente a nuestra práctica, lograr que nuestras acciones encaminen nuestra intervención a la mejora. Como magisterio nos encontramos en una nueva etapa entre evaluaciones, reforma y cambios sociales en donde nos enfrentamos a nuevos retos día con día. Ante dicho contexto, la autoevaluación es sin duda una herramienta de mejora consciente y real, permitiéndonos tomar las riendas de nuestra propia formación de la mano de un trabajo colaborativo con nuestro colectivo docente en la escuela y de la unión de todos los docentes como una comunidad.